viernes, abril 17, 2015

Planning Tools o Thinkwithgoogle


Think With Google
Google tools

En esta nueva indagatoria de supervivencia, recaudo montañas de conocimiento que luego se almacenaran lacónicamente en mi triste desván del failure infinito. Me entretengo entre sustancias. Tan cerca y tan lejos.

Google Trends
Google Trends




En mi curso de Adveischool me recomendaron dos lecturas. El famoso y precitado ZMOT y este texto de Steve Krug:

Don't Make Me Think! Krug
Steve Krug

 Me asustan y entusiasman las herramientas, demoníacas y geniales, de Google. Trends, Databoard, Correlate.

Databoard for Research Insights
Databoard

La razón de mi inquietud no es esa de los conspiranóicos. No temo nada que sepan todo de mí. Qué más da que puedan hacer acopio de mi curiosidad por el porno gonzo, por los ovnis nazis, por el aumento del suicidio, o que sepan que estoy arruinado o dónde aparco. Lo que angustia es conocer de los demás, del mísero interés de sus búsquedas, del retrato devastador que reproduce esta máquina, cruel por tan repugnante resultado.

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jueves, abril 16, 2015

El muerto y la paranoia



Contó Hutchinson en su opúsculo mas canónico del tiempo precrístico, que aquella generación vigorosa, capaz de levantar a un pais desahuciado y de utilizar al tiempo el lenguaje del mas solemne espíritu colectivo como aquellas columnas funerarias de poetas que lancearon elefantes junto a Alejandro, murió inane y hastiada. Nunca reclamarían la gloria ni el oro. Solo consolaría sus días finales el recuerdo de un tiempo tumultuoso que agitaría el alma de sus hijos cuando volvieran las vicisitudes a exigirles lo mejor de su sangre.

Jamás pensaron que el lenguaje ya no serviría para resucitar almas, para donar vida. No soñaron a sus hijos capaces de que solo dos de ellos entre un centenar ofreciesen sus días por los de sus compatriotas. La idea de un ciudadano temeroso y otro espídico, enfrentados con fantasmas, apuñalando vacíos, solo era conocida, como relata el ciego Dosger, en aquellas tierras de las campañas del frío. Juntos temian tanto ser devorados por sus hermanos como por los asaltantes de la tierra de Mappa. Era tal el terror de los espídicos que solo veían con cierto contento cuando se da$an por muertos. Hoy lo llaman Trastorno de despersonalización. 



Los guerreros tullidos comenzaron a caer en ese delirio al no poder combatir. Se sentían tan inutiles que los llamaban muertos, o parados. Y veían en cada llamada, en cada mención de su nombre, la turbia llamada del verdugo o del recaudador, que requeriría documentar sus propiedades por si muriese produciendo gran  gasto. A esa oscuridad del juicio la llamarían paranoia, al ser Parano el espídico enano al cargo del apremio. Los mas valientes se ejecutaron entre si, para no dejan deuda. Pero antes mataban a los espídicos que podian alcanzar con cuchilladas de muerte lenta, pavorosa. 

Los espídicos eran conocidos por su temor inmediato, que solo anticipaba lamentos, por su rencor al guerrero, por idear una guerra nueva sostenida en otra forma de palabra, derruyendo el ánima del menos docto, del enfermo. Muchos de ellos sobrevivieron. Hutchinson no cree que su influencia llegara al presente pero falleció al iniciar, en su inconcluso Universale compendium vocabulorum, el capítulo final que versaba  sobre aquella  jerigonza,  ya que no llegó a dialecto. Nunca imaginó el docto linguista que cientos de aquellos sonidos hoy poblaban los textos jurídicos de este lugar tan distinto.

Murieron inanes y hastiados. Nadie conocía sus gestas. Y las calles se llenaron de aquellos a los que ejecutaron sus hermanos tullidos. Dicen que al hundir el mas herrumbroso de los metales en la carne flácida del espídico, estos emitian chillidos agudos mientras el guerrero terminal les gritaban al oido "muerto soy, muerte a paranoia"



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miércoles, abril 15, 2015

Ellroy


"Estoy lleno de remordimientos y conciencia." James Ellroy (Los Ángeles, 1948). Vino a Madrid,  para presentar Perfidia. Hoy en El Pais (aquí) y en El Mundo (aquí). Ególatra, fanfarrón, solitario, quejoso.

Pregunta de plumilla severa:  “¿Que si me influye el asesinato de mi madre? Eso fue algo enorme, de lo que no hablo, acabé con eso. Todo lo que tengo que decir está en Mis rincones oscuros”.

"Nunca he leído a Tolstoi, nunca he leído 'Guerra y paz', pero acepto de buen grado la comparación". Vaya descaro.
 "Yo soy una persona obsesiva por naturaleza. Y quiero que mis textos se lean de forma también obsesiva".Como todos, James. Tu cobrando. Y te envidio.






martes, abril 14, 2015

«Mad Men o la frágil belleza de los sueños en Madison Avenue» according Belmonte (@rosabelmonte)






Tenemos cosas en común la gran Belmonte (@rosabelmonte) y este viejito agotado. Es simpática y sonriente, estudió Derecho para nada, ve muchas series y cine, lee mucho, le cae de maravilla Emilia Landaluce, tiene afinidad por un diario monárquico... En fín, delirios que me monto en la mente para encontrar algún vínculo con gente que me gusta. Este fin de semana pasado presentó en el suplemento cultural de este diario (pinche aquí para ver el artículo) un artículo titulado «Mad Men» y el oso Winnie The Pooh.

Reseña el último texto  editado por Errata Naturae, Mad Men o la frágil belleza de los sueños en Madison Avenue (once textos de varios autores más entrevista a Matthew Weiner) Acumula un conjunto de referencias, como si se tratara de un cajón olvidado y con polvo, pintando una serie de puntos unidos por hilos sin aparente conexión, pero logra crear un microuniverso. No cae en lo que denuncia del cortesmente, el gafapastismo ("es como un especial de series de Jot Down", dice!).

Cita a gurús diversos como a Jorge Carrión, John Tyerman Williams, Enrique Vila-Matas, Concepción Cascajosa, Anna Tous-Rovirosa, Laura Jacob, Eduardo Mendoza... La verdad que si transmite seriamente es la de esa caprichosa forma/formula de dotar de un valor referencial a ciertos "productos culturales" y a otros no. Yo, Claudio o La joya de la corona. O el coñazo de Lacan, oLipovetsky. Usamos lo tedioso para ensalzar lo verdadero.

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ZMOT: Ganando en el momento cero de la verdad

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Me recomiendan este texto: Zmot (pincha aquí) : Ganando en el momento cero de la verdad. Además, como el tema se muta tanto, se ha hecho un informe reciente: Manual ZMOT: Cómo atraer compradores en el momento cero de la verdad (2012).
Es un libro que estudia los nuevos momentos que preceden a la compra, donde se forman las primeras impresiones y, por lo general, se inicia el proceso de compra.
Según Google: 
La manera de comprar está cambiando y las estrategias de marketing ya no pueden seguir el ritmo. Buscamos constantemente informaciones y calificaciones en línea, comentarios y críticas de especialistas, videos y detalles de los productos antes de realizar y/o concluir nuestras compras. En Google, llamamos al momento de tomar decisiones en línea el momento cero de la verdad o ZMOT. Cómo ganar el momento cero de la verdad es un e-book poderoso de Jim Lecinski, director general de Google en EE.UU.
Trata del "momento cero de la verdad".El momento Latinoamericano genera nuevos escenarios: video.








lunes, abril 13, 2015

McEnroe/Borg: Fire & Ice- Wimbledon Tiebreaker (HBO)



Gracias, chiquillos.




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Marina Keegan o "Where You Go Is Not Who You'll Be". An Antidote to the College Admissions Mania By Frank Bruni - Hachette Book Group






No conocía nada de la tan tempranamente fallecida (accidente de coche con 22 años) Marina Keegan, ni  de su elevación a los altares: Remembering Marina Keegan. Su converión en mito es algo muy propio de ese universo progresista que es el The New Yorker. Una selección de su trabajo encantó a crítica y lectores con los 18 ensayos de ficción y no ficción reunidos en The opposite of loneliness (Lo opuesto de la soledad). Frank parece tirar por tierra, en su ensayo "Where You Go Is Not Who You'll Be", esa creación artúrica alrededor de las grandes universidades. A mi la chica me parece una cursi de campus. Como ejemplo chocante de inconsistencia presidía el Partido Demócrata de Yale —la organización política más grande del campus y que estuvo detrás de Occupy Wall Street. Logicamente, su muerte temprana ha sido una catástrofe y no tengo la energía para aplicar el rigor antihagiográfico de Rodrigo Fresán en su crítica de Lo contrario de la soledad, que si gusta, cómo no, a El Pais.
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El título,  Lo contrario de la soledad, proviene de su ensayo más conocido en la revista conmemorativa de su graduación en 2012.  Es muy naif por momentos: “doy las gracias por haber encontrado en Yale y lo que temo perder cuando despertemos mañana y abandonemos este lugar”. El artículo en la web Yale Daily News, recibió más de un millón de visitas en una semana, a pesar de lineas adolescentes como ésta "cuando ya has pagado la cuenta y te quedas en la mesa. Cuando son las cuatro de la mañana y nadie se acuesta. Esa noche con la guitarra. Esa noche que no podemos recordar. Esa vez que fuimos, vimos, nos reímos, sentimos…"
"Where You Go Is Not Who You'll Be".

Over the last few decades, Americans have turned college admissions into a terrifying and occasionally devastating process, preceded by test prep, tutors, all sorts of stratagems, all kinds of rankings, and a conviction among too many young people that their futures will be determined and their worth established by which schools say yes and which say no.
That belief is wrong. It's cruel. And in WHERE YOU GO IS NOT WHO YOU'LL BE, Frank Bruni explains why, giving students and their parents a new perspective on this brutal, deeply flawed competition and a path out of the anxiety that it provokes.

Bruni, a bestselling author and a columnist for the New York Times, shows that the Ivy League has no monopoly on corner offices, governors' mansions, or the most prestigious academic and scientific grants. Through statistics, surveys, and the stories of hugely successful people who didn't attend the most exclusive schools, he demonstrates that many kinds of colleges-large public universities, tiny hideaways in the hinterlands-serve as ideal springboards. And he illuminates how to make the most of them. What matters in the end are a student's efforts in and out of the classroom, not the gleam of his or her diploma.

Where you go isn't who you'll be. Americans need to hear that-and this indispensable manifesto says it with eloquence and respect for the real promise of higher education.