Mostrando entradas con la etiqueta abc. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta abc. Mostrar todas las entradas

viernes, junio 12, 2015

El grotesco periodismo deportivo

Stephen Curry #30 of the Golden State Warriors shoots a layup against the Dallas Mavericks
Stephen Curry #30 of the Golden State Warriors shoots a layup against the Dallas Mavericks


¿Puede llamarse periodismo?

El deporte mueve millones y millones de dólares, influencias políticas y pasiones de gentes de todo el mundo; pero del mismo modo que se ha reprochado a los periodistas durante mucho tiempo la falta de una formación más profunda en temas económicos, energéticos, socio-políticos, industriales, etc., nadie se cuestiona la carencia de una base más sólida (desde la más sencilla disciplina académica hasta sistemas de juego) en el área deportiva. ¿Circo, teatro, periodismo?






Jeff Van Gundy entrenó a los New York Knicks y a los Houston Rockets. Ahora es un reconocido comentarista, lleno de entusiasmo y pasión por el baloncesto. Ya bien en su faceta como entrenador como en la periodística aporta información, amor al juego y una desmesurada energía.

En las últimas NBA Finals, Van Gundy ha dado muestras de un notable hartazgo por las desmesuradas críticas que reciben los entrenadores por parte de los medios. Con el propósito de aliviar la situación, suele utilizar un cierto sarcasmo, lleno de sentido del humor, que no le impide al mismo tiempo aportar una profunda visión del juego, las estrategias y el desempeño de los jugadores.  

Con motivo de las actuales NBA Finals, las presiones contra  David Blatt, entrenador de Cleveland Cavaliers o Steve Kerr, de los Golden State Warriors, han sido directamente proporcionales a los extraoordinarios resultados de audiencia televisiva.  Al amparo de un cliché muy utilizado en los medios españoles (especialmente en la cadena COPE, de la mano de Paco González) David Blatt ha sufrido una serie de informaciones, como no, de fuentes cercanas al equipo (anónimas, por supuesto). A este respecto Van Gundy se pronuncia sobre un enorme deterioro del periodismo deportivo.

Es difícil en España encontrar grandes espacios deportivos en los que más del 15% de su tiempo se dediquen al análisis del juego, el posicionamiento de los jugadores, el estudio del despliegue ofensivo y el repliegue defensivo. Todo se sustenta en los chismes, la psicología de baratillo, el escrutinio exhaustivo de las muecas de los protagonistas, sus mujeres, la banalidad y todo ello un lenguaje propio del tabernáculo mas chabacano y oscuro del último gueto gitano de Albania.

Van Gundy abunda en su queja en esa reiteración de la fuente anónima, cercana al equipo, que utiliza el articulista como el más cobarde método de desestabilización de una institución que se juega el patrimonio y el prestigio. En otro tipo de industria estas noticias serían objeto de querellas por daño. En España es paradigmático el caso Casillas, con el que se ha producido un asesinato de su carrera, en virtud de un periodismo repulsivo, que alimenta guerras, estimula enfrentamientos, incendia vestuarios.  Para Van Gundy la cobardía de los ataques ad hominem sin identificar fuentes ni aportar datos destruyen el verdadero periodismo. No conoce España.  

Parte de la degradación del periodismo (aparte de las faltas de ortografía, el uso predominante de los símiles bélicos, la instauración de escenarios de gran crispación en los grandes eventos, la ausencia de ética, el menosprecio del protagonismo de jugadores y entrenadores, la instigación a la violencia, la generación de un subgénero en torno al espectáculo de hundir a las leyendas vivas, las patadas a la semántica, el abandono y desprecio de la sintaxis básica en cada frase, la adopción de los presentadores de una jerga cheli y un tono atrabiliario, la perdida de las formas de cortesía elementales... ) se debe adicionalmente al predominio de la estadística. 

El mundo de los números elude los territorios intermedios. Han devastado los espacios intermedios. Todo es alto o bajo. No hay grises. Se obvia la dificultad específica de cada partido, de cada misión adjudicada a cada jugador en cada instante del encuentro. Todo se simplifica. La sencillez de una bandeja (layup) se ridiculiza. Las acciones cobran valor solo por si mismas, sin tener en cuenta la pericia del rival, o sus características de juego concretas. Proteger los movimientos de Stephen Curry no tiene importancia. Y 50 puntos siempre serán considerados un logro importante mientras que lograr 20 contra la defensa más dura no es valorado. Queda solo el dígito. Y el juego, la pericia o complejidad de cada faceta del juego, esa alegría, desaparece.

sábado, mayo 30, 2015

Prada vs el Nuevo Orden Mundial

Juan Manuel de Prada
Juan Manuel de Prada


Twitter es una gilipollez


Juan Manuel de Prada representa, con tres o cuatro columnistas más, a una raza de pensadores ya casi extinta en España. La del pensador libre y asincrónico, que combate la amenaza del discurso impuesto por este tiempo nuestro de certezas por unanimidad con verdades milenarias, desconocidas por la multitud. Su apariencia lo aproxima a un hibrido de plumilla de Mundo Obrero con un misionero de Mundo Cristiano. 

Juan Manuel disputa a la propia Iglesia Oficial el discurso cristiano. Se apoya en rocas gastadas pero muy firmes. Castellani, Chesterton, Camilleri, Pemán, Foxá, Donoso Cortés o Pio XI. Se remonta a una inocencia previa al paraíso ya fallecida y muchas veces parece un Don Quijote desnortado, que no pisa la calle. Fustiga el sistema financiero que ha dado la era de mayor prosperidad al mundo pero apela a los argumentos del peligro del dinero fiduciario («Mammona iniquitatis» lo llaman) de los mismos liberales que tanto le molestan y desean regresar al patrón oro. Su veneración por Cristo y la Iglesia Católica no impide que tenga entre los católicos a sus enemigos. Muchas veces nos recuerda al Jose Antonio mas falangista, más patriota, más obrero. Y no está mal. Es muy peligroso ser libre y desprendido de ataduras mundanas. Y bajo su apariencia de empollón gordito (a lo Charles Laughton en Esta tierra es mía" -This land is mine-) se percibe una insensata heroicidad.

A veces Juan Manuel acude a un argumentario que niega la autentica naturaleza del hombre y parece descubrir inocentemente en el siglo XXI que la usura tiene cientos de años, que (aunque él deteste Juego de Tronos) hemos vivido hasta hace poco en un mundo primitivo que negaba siempre lo que hoy damos por hecho. Juan Manuel criticaba duramente la película de película Shame por el existencialismo acerado que vomitaba la carnalidad huera de un adicto al sexo. Pero esa era la historia. No es un desideratum. Existe esa clase de hombre. Es el mas habitual en este mundo de solterías, pornografía y soledad. Por abominar del producto no detendrás la realidad. Juan Manuel ve el mal en una obra. Pero no nace en ésta. El autor no gesta el mal al elegir el tema. El mal está ahí fuera. Y la mejor forma de ser un disidente es conocerlo. No disfrazarlo con ideas.

A todo este cúmulo de devastaciones morales nos ha llevado una construcción del hombre nuevo que lleva en proceso desde hace un par de siglos y que alcanzó su apogeo con la llegada anunciada por el genio Nietszche. Pero Juan Manuel no cree que surge en virtud de la tendencia del hombre a hacer lo mas sencillo, lo más cómodo. La navaja de Occam es el principio metodológico (lex parsimoniae) mas certero que ha dado la mente humana. Juan Manuel percibe, sin embargo, un constructo oculto, luciferino. El Nuevo Orden Mundial. Prada reconoce nuestra teoría de que la tiranía siempre ha perseguido al hombre. Pero cree que en ese otro tiempo solo sentíamos el sometimiento a Estados pequeños, no existía una amenaza global, invisible e insuperable. Lo que Prada no cuenta era que no había juicio ni derecho a recurso alguno. El Señor te ejecutaba a capricho. Hoy, ese mundo que tanto detesta lleno de canales de comunicación, de Twitter de gilipollas y Youtube permite que tu demanda, tu queja, reciba el amparo o el consuelo de cualquier rincón del orbe. Es la defensa de lo público.

Prada es aceptable en su argumentario sobre la persona. Pero habla de masas cretinizadas, desde una atalaya, cuando la iniquidad, la miseria moral, el amor al dinero y el «cuerno pequeño» del que contaba el profeta Daniel se encuentra en el corazón del individuo. Y esa es la fortaleza del liberalismo que tanto detesta. La reforma precisa es la del individuo y su libertad, de su mente y su corazón.

Los Estados debilitados existen porque su tiempo de cambio ha llegado. La grandes corporaciones han tomado el camino que el Estado no ha querido. La soberanía se conquista y los estados son lacayos por su masa funcionarial, por una ciudadanía hedonista que cede su espacio a otro desistiendo de sus responsabilidades políticas, eligiendo a los mas mediocres mientras dedican su tiempo a los viajes, al consumo, a lo tangible, y al gran enemigo del espíritu: la televisión.


David Rockefeller tras su 6º trasplante de corazón en 38 años.
David Rockefeller tras su 6º transpante 

Prada identifica una fuerza oscura, a la bestia que te da una tarjeta de crédito y otra sanitaria. Pero el individuo no cesa en su interés por el consumo y prolongar su vida. Y la fuerza que devora al hombre es otra y es milenaria. La ONU ayuda a divulgar un credo acomodaticio pero hay algo mucho mas pernicioso que esa corrupta institución, Rockefeller, la banca, la summa masónica o el recuerdo de Lutero. Nos ponemos en las manos pías de Tolstoi o Dostoievski, dos seres terriblemente imperfectos, y apelamos a un sentimentalismo para sostener el patriotismo. Pero Juan Manuel sabe que todo nace con la muerte de Dios. Con el gran vacío. Creerse que el "nuevo Orden Mundial odia a Rusia con todas sus fuerzas [...] y trata de asfixiarla económicamente, de orquestar burdas campañas de intoxicación mediática y operaciones de falsa bandera" es como encargar la salvación de alma de una ursulina a Rocco, a Don Juan, a Casanova. 

Prada es un hombre bueno y valiente. Pero la reforma precisa es la de cada uno de los hijos de Dios. Unamuno y Chesterton lo sabian. Y nuestro escritor debe dirigir su fiereza achuchable de algodón hacia la necesidad de llenar el corazón del individuo de algo distinto a la nada, la ideología, lo sencillo y lo coral. Porque no existe la masa. Existe un hijo.

martes, abril 14, 2015

«Mad Men o la frágil belleza de los sueños en Madison Avenue» according Belmonte (@rosabelmonte)






Tenemos cosas en común la gran Belmonte (@rosabelmonte) y este viejito agotado. Es simpática y sonriente, estudió Derecho para nada, ve muchas series y cine, lee mucho, le cae de maravilla Emilia Landaluce, tiene afinidad por un diario monárquico... En fín, delirios que me monto en la mente para encontrar algún vínculo con gente que me gusta. Este fin de semana pasado presentó en el suplemento cultural de este diario (pinche aquí para ver el artículo) un artículo titulado «Mad Men» y el oso Winnie The Pooh.

Reseña el último texto  editado por Errata Naturae, Mad Men o la frágil belleza de los sueños en Madison Avenue (once textos de varios autores más entrevista a Matthew Weiner) Acumula un conjunto de referencias, como si se tratara de un cajón olvidado y con polvo, pintando una serie de puntos unidos por hilos sin aparente conexión, pero logra crear un microuniverso. No cae en lo que denuncia del cortesmente, el gafapastismo ("es como un especial de series de Jot Down", dice!).

Cita a gurús diversos como a Jorge Carrión, John Tyerman Williams, Enrique Vila-Matas, Concepción Cascajosa, Anna Tous-Rovirosa, Laura Jacob, Eduardo Mendoza... La verdad que si transmite seriamente es la de esa caprichosa forma/formula de dotar de un valor referencial a ciertos "productos culturales" y a otros no. Yo, Claudio o La joya de la corona. O el coñazo de Lacan, oLipovetsky. Usamos lo tedioso para ensalzar lo verdadero.

Search Now:


<!-- Google Tag Manager


-->



domingo, mayo 02, 2010

Bloom, lecciones de ensayo. ABC




MICHEL DE MONTAIGNE (1533-1592) Hasta el advenimiento de Shakespeare, Montaigne es la gran figura del Renacimiento europeo, comparable en poder cognitivo y en influencia a Freud, en nuestros días. [...]
La crítica literaria del siglo XVI, dado que se inscribe en lo que bien podría llamarse manifiesto humanista, requiere que la lectura se haga desde un cierto espíritu de «desidealización» afectuosa. Los principales escritores del siglo se encargaron, ellos mismos, de la «desidealización», y si dicha actividad puede considerarse crítica (como en efecto se considera), entonces Montaigne se convierte en el gran crítico del Primer Renacimiento [...]. Decir que los Ensayos de Montaigne son una inmensa obra de crítica literaria es un juicio meramente revisionista, pero sólo en un sentido: ahora creemos que Sigmund Freud, que murió en 1939, parecía ser en 1987 el crítico más importante del siglo XX. La defensa que Montaigne hace del yo es también un análisis del yo y Montaigne parece ser ahora el predecesor no sólo de Emerson y Nietzsche, que reconocieron su valía, sino también de Freud, que no lo hizo. [...]
BLAISE PASCAL (1623-1662) Pascal nunca pierde su capacidad de ofender y, al mismo tiempo, de edificar. [...]
Pascal es, en esencia, un polemista, más que un escritor religioso o meditativo. Sus Pensées no son, en definitiva, menos tendenciosos que las Cartas provinciales. Un polemista cristiano de nuestro tiempo debería buscar a su auténtico antagonista en Freud, pero ninguno lo hace: o bien ignoran a Freud, o bien tratan de apropiarse de él. El Freud de Pascal fue Montaigne, al que no se podía ni evitar ni asumir, y que apenas puede ser refutado. [...]
Lo que resulta perturbador es que Pascal no huye de Montaigne ni lo enmienda: simplemente, lo repite, tal vez inconsciente de su sometimiento hacia el escéptico precursor. Y como el tono de Pascal es polémico, y el de Montaigne es de reflexión y especulación, el margen retórico es diferente. Pascal enfatiza la acción moral, mientras Montaigne se centra en el ser moral. [...]
SAMUEL JOHNSON (1709-1784) El doctor Samuel Johnson es, a juicio de muchos (incluido yo mismo), el mayor crítico de la variopinta Historia de la cultura literaria occidental. En la tradición angloamericana, el único rival que le iguala parece ser William Hazlitt, que tiene algo de la energía, el intelecto y el conocimiento de Johnson, pero carece del amplio abanico de cualidades humanas que tiene Johnson y, simplemente, no es tan sabio. Johnson nos muestra que la crítica, como arte literaria, se vincula al antiguo género de los escritos sapienciales [...].
Johnson nos enseña que la autoridad de la crítica como género literario depende de la sabiduría del crítico como ser humano y no de la corrección, o incorrección, de alguna teoría o praxis. [...]
Johnson, el más grande de los críticos, puede enseñarnos a todos nosotros que la esencia de la poesía es la invención. La invención es el impulso que activa el significado, y Johnson demuestra, de forma implícita, que Shakespeare, incluso más que Homero o que la Biblia, es el autor que más abunda en invención original. [...]
JEAN-JACQUES ROUSSEAU (1712-1778) Van den Berg atribuye a Emilio la invención del tropo de la «maduración» psíquica, asignando a Rousseau la autoría de la adolescencia como tal. Este puede ser, en parte, un irónico tributo de Van den Berg, pero a mí me parece acertado. Antes de Rousseau, ¿dónde encontramos representaciones de la adolescencia? [...]
El gran Rousseau [...] era simplemente un monstruo sagrado, especialmente pernicioso para las mujeres. En cuanto al poder literario de la representación de sí mismo, por la originalidad de su sensibilidad y por la fuerza de la influencia que tuvieron sobre todo lo que vino después, las Confesiones escapan a la comparación con cualquiera de sus posibles rivales de la literatura del siglo XVIII, independientemente de lo que cualquiera de nosotros piense de Rousseau como individuo. [...]
RALPH WALDO EMERSON (1803-1882) Emerson es un crítico experimental, y un ensayista, pero no es un filósofo trascendental. Nunca está de más reafirmar esta verdad obvia y, tal vez, es más necesario que nunca ahora que la crítica literaria está influida en exceso por los franceses, herederos de la tradición alemana de la filosofía trascendental o idealista. Emerson es la mente de nuestro clima, la principal fuente del toque americano en poesía, crítica y postfilosofía pragmática. Esta verdad es menos obvia, pero también es necesario reafirmarla, ahora y siempre. Emerson, en modo alguno el mejor escritor americano, tal vez mejor orador que escritor, es el teórico inevitable de toda la literatura americana posterior a él. Desde su tiempo al nuestro, los autores americanos han seguido su estela, o bien la contraestela que se originó en oposición a él. [...]
FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900) Origen y propósito deben mantenerse separados, en aras de la vida. Esta firme exhortación constituye el centro de la obra de Nietzsche. Pero ¿pueden de verdad mantenerse separados durante mucho tiempo, en la psicología de cualquier individuo? El punto fuerte de Nietszche es su conocimiento de la psicología; pero lo que él nos pide es, en definitiva, algo que no nos exigiría ningún psicólogo, pues el retorno cíclico del objetivo, o el propósito, al origen, es algo que no puede dejarse de lado, una lección oscura que ya nos enseñaron poetas y especuladores a lo largo de la Historia. Los comienzos suelen tener algo más que prestigio: albergan la ilusión perpetua de la libertad, aunque invadir esa ilusión tenga como consecuencia la muerte.
La enseñanza más importante que obtengo de Nietzsche, cada vez que lo leo, es que el auténtico significado es doloroso y el dolor mismo es el significado. Entre el dolor y el significado se sitúa el recuerdo, un recuerdo de dolor que se convierte en un significado memorable [...].
SIGMUND FREUD (1856-1939) [...] un sueño, por elaborado que sea, no es más que un sustituto de un texto más real, un sustituto interpretativo en realidad y, por lo tanto, especialmente sospechoso.
En la visión freudiana, un sueño es un texto postergado, un comentario inadecuado a un poema que falta. Su argumento es, seguramente, irrelevante: lo que importa es algún elemento que sobresale, alguna imagen que resulta difícil de asociar al texto. Y en este sentido, Freud es el padre legítimo de Lacan y Derrida, con sus deconstrucciones del impulso, excepto en que él, Freud, les hubiera instado a ahondar en los abismos del sueño y no en sus propios textos. [...]
Los sueños, como el psicoanálisis, parodian y simplifican los poemas, si seguimos a Freud al tratar los sueños en términos de su contenido latente, o «significado». Pero los sueños, en su contenido manifiesto, en su argumento y en su imaginería, comparten los elementos poéticos que tienden a desafiar la simplificación y el reduccionismo.
Freud deseaba y necesitaba esta simplificación, porque su búsqueda era científica y terapéutica. Como terapeuta adivinador de sueños está más allá de toda comparación, antigua o moderna, aún más a pesar de su exceso de confianza interpretativa. [...]
ALDOUS HUXLEY (1894-1963) No se puede decir que Aldous Huxley consiguiera llegar a un lugar eminente en el que se haya mantenido, ni como novelista ni como guía espiritual. Sus mejores novelas fueron Danza de sátiros y Contrapunto, que yo disfruté en mi juventud, pero que ahora considero obras de su tiempo, si bien muy elaboradas. Su obra de ficción más famosa, Un mundo feliz, apenas resiste una relectura: su metáfora básica, en la que Henry Ford sustituye a Jesucristo, parece ahora forzada, incluso ingenua. La gran obra de Huxley son sus Ensayos, que incluyen ejemplos soberbios, como «Wordsworth en los trópicos», «La tragedia y toda la verdad» y «Música en la noche». [...]
Los nuevos tiempos siempre están abocados a convertirse en viejos tiempos, y la espiritualidad huxleiana ahora nos parece anticuada. Aldous Huxley era extraordinario como ensayista, pero no como novelista. Y tampoco era un sabio.
JEAN-PAUL SARTRE (1905-1980) El triunfo de Sartre comenzó en 1938, con su primera novela, La náusea. Pero en la actualidad, ¿qué queda de Sartre? Las modas pasan, y el Existencialismo ya no es más que un recuerdo borroso. Las novelas de Sartre, con la posible excepción de La náusea, ya no se leen. Mejor dramaturgo que narrador, sus obras de teatro aún tienen vida: A puerta cerrada se sigue representando, con cierto éxito.
Como pensador político y como moralista Sartre tuvo en tiempos una enorme repercusión, pero aquella supremacía ha decaído. ¿No fue, después de todo, una buena obra de su época, de gran éxito en los años cincuenta y principios de los sesenta, que dejó de ser relevante con el advenimiento de la Contracultura, entre 1967 y 1970?
[...] No hay mucho en la narrativa de Sartre que pueda resistir una comparación con Dostoievsky, con Conrad o Faulkner. Sartre siempre sabe demasiado bien lo que hace, y sus personajes nunca se alejan de él. En este sentido es como Camus, su amigo y rival, que escribió ensayos morales y los llamó «ficción». [...]
No se puede comparar a Sartre con Molière o Racine; él no era un gran dramaturgo. Tal vez debió dedicarse antes a la biografía literaria y a la autobiografía, pero su deseo de alterar las vidas de sus lectores era demasiado fuerte. La suya será sólo una supervivencia parcial, pero Las palabras bastará, por sí misma, para que le recordemos mientras pasamos a otra era.
ALBERT CAMUS (1913-1960) La auténtica influencia que se ve en El extranjero es, a mi juicio, la del Moby-Dick de Melville: Camus sustituye la blancura de la ballena por la del sol. Y Mersault no es un buscador, no es Ahab; Ahab no le hubiera dejado subir a bordo del Pequod. Pero el cosmos de El extranjero es en esencia el cosmos de Moby-Dick, aunque en muchos de sus aspectos externos el de Meursault se haya formado en el terror. [...]
Cuarenta años después de su publicación, La peste (1947) de Camus ha adquirido una especial intensidad en esta era de la nueva peste, de ambigua denominación, que es el SIDA. La peste es una novela tendenciosa, más parcial incluso que El extranjero. Un autor requiere una enorme exuberancia para sostener esa parcialidad; Dostoievsky la tenía, pero Camus no. O bien es un maestro de la evasión, como Kafka, que puede evadirse de sus propias compulsiones, pero Camus es demasiado fácil de interpretar. La comparación más oscura sería con Beckett, cuya trilogía de Molloy, Malone muere y El innombrable contiene ese aire de amenaza y de angustia, metafísica y psicológica, que deja en nada a La peste. [...]
Camus fue un admirable, aunque confundido, moralista, y el heredero legítimo de una larga tradición de lucidez racional. No escribió un Cándido, ni siquiera un Zadig, no consigo recordar ni siquiera un momento de humor en toda su ficción. El extranjero y La peste, como el resto de sus novelas, son grandes obras de su tiempo, reflejo crucial de la moral y las preocupaciones de Francia y de Occidente en los años 40, antes y después de la Liberación de los nazis, poderosas representaciones de una era que tienen su propio uso y justificación, y ofrecen valores que no son estéticos en sí mismos.


De la crítica a la caña por Juan Malpartida.
Este volumen de Harold Bloom reúne diversos ensayos sobre profetas y ensayistas. Aunque el subtítulo reza como El canon del ensayo, no lo es ni lo pretende. De canónico tiene la obsesión de Bloom, ya muy conocida por sus lectores, de jerarquizar y medir. Consiste en textos de distintas épocas a los que el autor ha querido dar alguna unidad, especialmente cronológica. Él mismo dice en una página introductoria que es difícil vincular a un ensayista con otro, «aunque Sartre y Camus eran amigos, hasta que discutieron». Se le cae a uno el alma a los pies al leer una frase así viniendo de un hombre de su cultura. La amistad o enemistad importa en lo biográfico, pero es evidente que ambos escritores son vinculables, al menos en cuanto a las actitudes intelectuales que mantuvieron ante la Historia.
Poética del fragmento. Además de Huxley y Freud, no hay más ensayistas pertenecientes al siglo XX. Por cierto, a Sartre le dedica tres páginas, y no precisamente a sus ensayos, y algunas más a Camus, pero para considerar algo de su narrativa. ¿Cómo justifica esto? Tampoco parece muy acertado que en el capítulo sobre Freud discuta con el libro de Charles Rycroft The Innocence of Dreams.
El mundo de los ensayistas lo empieza con Montaigne. Se deja llevar por su temperamento al recordarnos que el autor de los Ensayos reconoció sólo a dos maestros, Plutarco y Cicerón. No ignora que la mímesis de nuestro primer ensayista tiene el valor de convertirse en una poética del fragmento, además de tomar su propia vida como modelo de observación, opuesto a la idealización que el humanismo había infligido al sujeto.
Hermosa defensa. Hay una observación que revela su modernidad: al igual que Shakesperare, Montaigne «cambia porque escucha lo que él mismo ha dicho». Cervantes, cercano, le parece, igual que a Auerbach, un optimista, y poco problemático en su retrato de la vida cotidiana. Pero yo creía que una de las cosas que nos enseñó Cervantes fue el conflicto con la realidad. Bloom no descubre nada nuevo al señalar la enorme influencia de Montaigne sobre Pascal, y, como hombre religioso, sitúa a éste en la esfera de lo cordial.
Samuel Johnson: «El crítico más grande de la tradición occidental». Bueno, hombre. Su único «rival»: Haz- litt. Creo que Sainte-Beuve le debe de parecer poca cosa, o Baudelaire. Pero en estas páginas hay una hermosa defensa del crítico: «Johnson nos enseña que la autoridad de la crítica como género literario depende de la sabiduría del crítico como ser humano».
Invención de sí mismo. La tradición francesa más o menos reciente ha abogado por la objetividad crítica, y Bloom, apoyado en Johnson, es un defensor de la «subjetividad crítica», concepto valioso que roza lo ambiguo. Además, ve en él al gran lector de Shakesperare. Johnson nos muestra que Shakesperare, con mayor fuerza que los metafísicos y los moralistas barrocos, «inventó nuestra psicología». En cuanto al Johnson de Boswell, Bloom prefiere al que se deduce de su propia obra (porque Johnson es, sobre todo, una «invención de sí mismo»), pero considera que la de Boswell es la mejor biografía que se ha escrito en lengua inglesa.
Entre Montaigne y Freud, el puente es Rousseau en las Confesiones, pero ¿no es un error pensar que Hazlitt es el mejor intérprete del filósofo francés? ¿Y qué ocurre con Starobinski? Enamorado de los poetas, dramaturgos y novelistas, Bloom no perdona a los críticos que idealizan el texto, porque valora la dimensión creativa, fundante, de lo poético y prefiere a los críticos no ideológicos: ni a los norteamericanos apegados a los social studies ni a los europeos que, apoyados en la erudición o las ciencias humanas, hacen de la obra un pretexto para sus elucubraciones. Por eso le gusta Hazlitt, porque es lo opuesto. Aconsejo leer las largas citas que hace de este autor.
Todos los hombres. Emerson: no hay Historia, sólo biografía, con lo cual habría que conocer, a lo Unamuno, a todos los hombres. Claro que el maravilloso Emerson tenía una enorme idea de sí mismo. Ruskin (crítico y profeta) y Shelley, escritores atrapados por la obra de Wordsworth. El trabajo sobre Nietzsche es muy parcial, pero gira sobre la idea del dolor como significado profundo de su obra. Sin embargo, el autor de Más allá del bien y del mal creo que apostó, trágicamente, por la vivacidad. Nos habla de Du Bois, pero no del penetrante crítico francés sino del activista a favor de los negros. El apartado sobre Huxley es tan innecesario como parcial, pero recomiendo el dedicado a Scholem y la Cábala.

jueves, abril 01, 2010

Pasolini en ABC


Pasolini, la verdad sin miedo
La madrugada del 1 al 2 de noviembre de 1975 moría asesinado en el astillero de la localidad marítima de Ostia, cercana a Roma, Pier Paolo Pasolini. Hoy, 35 años después, se sigue sin saber la verdad sobre este caso. Por este motivo, el abogado de la parte civil en el proceso de primer grado por el homicidio de Pasolini, Nino Marazzita, está decidido a seguir adelante para conocer la verdad incluso en el Tribunal Europeo si es necesario, señaló a ABC.
El caso Pasolini se ha abierto y cerrado en numerosas ocasiones, pero ahora se vislumbra una posibilidad real de reapertura de las investigaciones. «Las nuevas tecnologías y los nuevos indicios acumulados en estos años nos hacen ser optimistas», explicaba el abogado calabrés a este periódico. Marazzita quiere aplicar los últimos avances en el campo de la investigación científica para analizar la camiseta llena de sangre que Pasolini llevaba la noche que le apalearon a muerte, atropellándole después con su propio vehículo. «Se conserva todavía su carné de conducir, los zapatos y la camiseta manchada de sangre, todos son restos del delito que con las tecnologías actuales pueden arrojar luz sobre el caso, por lo que realmente existe una posibilidad de conocer la identidad de los asesinos», confirmó Marazzita.
A los datos aportados por la ciencia se unen las revelaciones del presunto asesino, «Pino» Pelosi, y de uno de los amigos más cercanos a Pasolini, el actor y director de cine Sergio Citti. El caso de Pasolini se cerró con la confesión de Pelosi, que por aquel entonces tenía 17 años, como autor de los hechos. En 2005, sin embargo, hizo unas declaraciones retractándose de su culpabilidad.
«Siempre ha habido muchas partes oscuras en este proceso, pero ahora con ese testimonio y el de Sergio Citti tenemos más datos para llegar a la verdad», explicó Marazzita. El abogado hacía referencia a las importantes declaraciones de Citti, actor y cineasta compañero de Pasolini, señalando que su amigo recibió una invitación para ir a Ostia a recoger los negativos originales de «Saló o los 120 días de Sodoma» que le habían robado, quizá, grupos de la extrema derecha. Según el testimonio de Citti, Pasolini estaba pasando un mal periodo por este robo, por lo que cuando recibió la llamada no se lo pensó dos veces y acudió a la cita. Era muy valiente.
«Este testimonio demuestra que le engañaron», comentó Marazzita, señalando que «lo que hay que hacer es investigar, algo que nunca se ha querido hacer hasta el final, porque el caso se reabría y cerraba rápidamente. Espero que ahora haya voluntad de llegar a la verdad». El optimismo del abogado se debe a la carta enviada por el ministro de Justicia, Angelino Alfano, pidiendo a la fiscalía de Roma la reapertura del caso.
A lo largo de estos 35 años han sido numerosos los intelectuales que han pedido la reapertura del caso Pasolini, entre ellos la periodista y escritora Oriana Fallaci, amiga de Pasolini. Fallaci dedicó varios artículos al asesinato del cineasta, sacando a la luz testimonios de la época que hablaban de dos motoristas como autores del homicidio. Hasta su muerte en 2006, la periodista no dejó de pedir una nueva investigación sobre el caso.
Pasolini era un personaje polémico para su época, aunque según muchos expertos hubiera sido también hoy igualmente amado y odiado. «Escandalizar es un derecho, como ser escandalizados es un placer, mientras que quien rechaza el placer de ser escandalizado es un moralista», decía un Pasolini serio en su última entrevista televisiva pocos días antes de morir.
Pasolini dirigió grandes obras maestras del cine italiano como «Accatone», «El Evangelio según Mateo», «Teorema» o «El Decamerón». Todas estas cintas causaron gran revuelo en la sociedad de la época, aunque su último largometraje, «Saló o los 120 días de Sodoma», es su testamento en el que repudia la «trilogía de la vida» por la utilización comercial de su visión de una sexualidad libre de pecado. Chicos y chicas tratados como animales, violencia sexual y una crítica feroz a la Iglesia, a la política y a la burguesía. Esta fue una película prohibida en casi todo el mundo.
En torno a este filme se ha generado un debate sobre la presión que Pasolini pudo haber soportado en ese periodo. «No podemos contentarnos con la versión oficial del asesinato, porque sería convertirnos en cómplices», escriben los promotores de una iniciativa para recoger firmas y pedir la reapertura el caso.
Los familiares de Pasolini por su parte están hartas de tanta habladuría. «Son personas simples, cansadas del paso del tiempo sin respuesta», comentó Manzziti, «pero yo sé que esta vez se puede llegar a la verdad. Antes esa verdad daba miedo porque se pensaba que grandes personajes del mundo político estaban involucrados. Después se dejó de investigar por inercia. Ahora la voluntad es la de saber la verdad sin miedo, porque si se llegara a los asesinos reales, no creo que su identidad desestabilizara al país, han pasado muchos años».
Pelosi, cuyo débil físico provocó muchas dudas sobre su confesión como único asesino, fue condenado a nueve años de cárcel, pero en una entrevista concedida en 2005 retractó su versión asegurando que fueron tres desconocidos los asesinos del cineasta nacido en Bolonia. «Durante todo este tiempo he ocultado la verdad por miedo». dijo. Esta confesión, de la que ABC informó en su día, ha hecho ahora replantearse el caso a la justicia, además, de las sospechas de que la muerte del cineasta tiene que ver con el robo de unas cintas de su última película.


El azote de Dios, para ABC por TULIO DEMICHELI.
Ensayista, poeta, novelista, cineasta... Más allá de las ideologías, fue vituperado pro la derecha y por la izquierda.
Admirable y execrable ángel y demonio. Sin duda hoy no podríamos más que repudiar su pederastia. Un sacerdote rompió por animadversión ideológica -Pasolini era comunista- el secreto de confesión de un niño de doce años para acusarle de abusos sexuales, lo que enseguida le valió la expulsión del Partido Comunista de Italia, partido que siempre le odiaría, como la derecha no sólo extrema sino ortodoxa. Pasolini jamás ocultó esa baja pasión y ahí están los relatos de «Amado mío» y «Ragazzi della vita», algunas imagen de «Decamerón» y «Las mil y una noches» o la terrible e insoportable «Saló o los 120 días de Sodoma», ni su debilidad por los chaperos o los pequeños chorizos. Pelosi no fue sino otro chulito que recogió de la Estación Termini y a los que llevaba a cenar a uno de los restaurantes más famosos de Roma: el Piccolo Mondo.
Admirable filólogo, especialista en los dialectos friulano y romano. No menos admirable ensayista y periodista cultural, compañero de ruta de Moravia y Sciacia, explorador del mundo de los mitos y las tragedias («Edipo Rey», «Medea», incluso «Pocilga»), cristiano comunero o comunista arcádico (su Jesús histórico de «Il Vangelo...» protagonizado por un joven español y en el que su madre hacía de María) o «Teorema» (película premiada por la Oficina Católica Internacional cuyo galardón fue retirado por el Vaticano días después, ya que mostraba a un joven que curaba de sus fantasmas eróticos, políticos o artísticos a toda una familia burguesa)...
Temible polemista que tuvo la osadía de acusar a los estudiantes de chulitos pequeñoburgueses que agredían en sus manifestaciones a pobres diablos del lumpen: policías campesinos de Sicilia o Calabria... Y antiabortista visceral muy avant la lettre. Gran poeta en versos e imágenes, ahí están sus «Cenizas de Gramsci» o filmes como «Pajaritos y pajarracos»... Intelectual de honestidad más allá de toda prueba, tras el éxito popular de su «Trilogía de la vida» («Decamerón», «Cuentos de Canterbury» y «Las mil una noches») se despidió con la atroz «Saló...» porque la mentalidad utilitarista-totalitaria moderna había traicionado el espíritu ingenuo y libertario de tres películas que miraban el sexo y la vida sin sentido del pecado.

martes, diciembre 30, 2008

El Derecho de Israel de HERMANN TERTSCH (Lunes, 29-12-08)

YA se ha producido la tan temida como previsible catástrofe. Después de la ruptura unilateral de la tregua por parte de Hamás y sus continuos ataques con cohetes y morteros contra el territorio meridional israelí, tras una larga serie de advertencias a las autoridades de la Franja de Gaza para que pusieran fin a los ataques terroristas, el presidente israelí, Simon Peres pidió hace días encarecidamente a la población de Gaza que impidiera a los terroristas provocar la situación que lo hiciera inevitable. Al final, Israel ha tenido que responder. Y lo ha hecho con contundencia. Ha destruido prácticamente todos los edificios de la policía y las milicias de Hamás, depósitos y túneles por los que se introducen en Gaza las armas. Por supuesto que ha habido víctimas civiles. Porque muchos de los arsenales están en sótanos de casas de miembros y líderes de Hamás. Porque todo el terrorismo islamista se arropa en civiles, cuyas muertes para ellos son una bandera. Pero quien vea el mapa de las operaciones realizadas sabe que el esfuerzo de las fuerzas israelíes por evitar víctimas civiles palestinas es tan denodado como el habitual de los terroristas de Hamás por matar al mayor número de civiles israelíes. Sólo la ignorancia, la mala fe y la militancia antiisraelí de los medios de comunicación -en nuestro país ya grotescos- pueden inducir a hablar, como se ha hecho, de «ataques masivos». Quien conozca un poco Gaza, una de las regiones más superpobladas del mundo, sabe que un ataque «masivo» habría provocado muchos miles de víctimas. Y no 280, en su mayoría hombres adultos y en gran parte uniformados.
Pero esto da igual no sólo a los medios de comunicación, también a las organizaciones políticas o humanitarias y a tantos políticos de derechas e izquierdas, a los que tan fácil les resulta condenar un bombardeo ante la opinión pública. Eso siempre confiere «caché» humanitario. Han callado durante todo el tiempo en el que Hamás ha generado una situación que hiciera inevitable la tragedia. Hace tres años Israel se retiró de Gaza como acto de buena voluntad para intentar dar un impulso a unas negociaciones sobre los dos estados, el Israel y el palestino, cuya existencia hoy es aceptada por una abrumadora mayoría de los ciudadanos israelíes. En la otra parte no sucede lo mismo. Cada vez son más los palestinos que siguen las consignas de Hamás y Teherán, rechazan la solución de dos Estados y llaman a la destrucción de la «entidad sionista». Hay muchos responsables de que así sea. Y no todos están en la región. Están ante todo los terroristas de Hamás que con la ayuda de Irán y Siria y la inapreciable colaboración de la corrupción del aparato de Al Fatah de la Autoridad Palestina, consiguieron ganar unas elecciones, liquidar a sus oponentes y establecer un Estado terrorista en la frontera sur de Israel.
Mientras desde Israel, pese a la confusión y las convulsiones políticas internas, se hacían esfuerzos por proseguir las negociaciones con la Autoridad Palestina en el poder en Cisjordania, Hamás y su patrón iraní Ahmadineyad han ido ganando terreno, comprensión internacional, amigos y armas. No sólo en Rusia, China o Pakistán, también en Europa por supuesto. ¡Qué confusión de valores por nuestros lares! Pocos hechos tan significativos como que en el Reino Unido, donde más activamente se ha hecho campaña para aislar al Estado de Israel, un canal de televisión decidiera estas navidades emitir un saludo de Nochebuena del presidente iraní, el adalid de la destrucción del Estado judío, el látigo de infieles, el carcelero de mujeres intelectuales, el verdugo de homosexuales, miembro de la Alianza de Civilizaciones con el turco Erdogán y el español Zapatero, nuestro hombre de la Kafiya. «Comprensión hacia Hamás», «no aislar a los islamistas», «no radicalizarlos». Este sempiterno pregón de nuestro ministro Moratinos parece ya omnipresente en el discurso vacuo e insensato de gran parte de la clase política europea. Y lo es porque previamente ha sido asumido por los medios de comunicación y gran parte de la opinión pública. Pese a toda la cultura de apaciguamiento, negociación de principios y relativismo general que se nos inocula a diario, nadie en España se atrevería a decir que las pistolas de ETA son inocuas porque tienen menos capacidad de fuego que las armas de la Guardia Civil. Es la artera forma de analizar la realidad comparando elementos no comparables. Es la que lleva a tanto intelectual y vocero en nuestros medios a decir que los misiles artesanales de Hamás son poco más que una broma pesada y que no justifican nunca una acción contundente del agredido para acabar con ellos. Es la que lleva a tanto idiota a pensar que las armas son malas independientemente de quienes las tenga.
El hecho cierto es que el terrorismo ha tenido un éxito parcial aquí en España, como saben quienes lo denunciamos, quienes lo niegan y quienes directamente se han beneficiado de ello. Aquí el éxito del terrorismo ha supuesto privilegios para sus simpatizantes y amigos secretos o la debilidad de la idea nacional en beneficio de otros nacionalistas. En Israel la amenaza es directamente existencial y pone en peligro su propia existencia como Estado. La creación de un Estado terrorista en Gaza en los últimos tres años y su creciente capacidad de paralizar el sur israelí pone en cuestión la propia viabilidad del Estado de Israel. A ojos de los israelíes pero ante todo a ojos de los cientos de millones de islamistas, árabes o no, que han convertido la destrucción de Israel en el centro de su existencia. Israel no puede vivir con gran parte de su población enterrada en refugios día sí, día también, porque Hamás o Ahmadineyad quiera. Acabaría toda Israel igual y ese gran estado no se erigió en su día para ser un gran Lager bajo tierra con los SS islamistas desfilando encapuchados sobre sus campos.
Mucho se hablará ahora durante y después de esta campaña militar -que todos deseamos corta, pero puede ser muy larga y dolorosa para todos- sobre el papel en su desencadenamiento del punto de inflexión en la historia de Estados Unidos que supone la llegada de Barack Obama a la presidencia. Creo que nadie debiera sobrevalorarlo. También creo desencaminados los intentos de explicar la operación militar israelí como parte de la dinámica electoral interna de Israel. Nada había más lejos de los deseos de la ciudadanía israelí que entrar ahora en este conflicto. Porque conocen la guerra. Y todos saben que estos muertos del fin de semana no son los primeros ni los últimos. Y que muchos no serán terroristas sino también niños y niñas tanto palestinos como israelíes y muchos soldados israelíes como la campaña prosiga por tierra. Lo que sí debería estar claro es que los defensores de esta operación militar de Israel somos los que sufrimos por todas las muertes, también por las ahora habidas en todos los bandos. Y enfrente hay un enemigo que se alegra de las muertes, también de las propias. Y las busca en Israel, en las Torres Gemelas, en Londres o Atocha, en la India o en Afganistán. Forman parte de una cultura de la muerte que es enemiga de nuestra sociedad tanto como del Estado de Israel. Y que si Israel fallara en su autodefensa, por supuesto que desaparecería como Estado democrático pero todas las demás sociedades abiertas perderíamos nuestro bastión más firme en la defensa de la ciudadela de la libertad. Una ciudadela que tiene muchas murallas minadas o tambaleantes en Occidente por el miedo a luchar, la falta de voluntad de ganar, por su confusión de valores y su incapacidad para el sacrificio. O porque, ilusos, creen que tratamos con un enemigo como nosotros. Esperemos que esta tragedia tenga un receso al menos. Pero la guerra será larga y la lista de víctimas también. La única nota de optimismo que tengo para concluir esta reflexión está en mi profunda convicción de que Israel, con la sabiduría de miles de años de supervivencia y la memoria de quienes aun son testimonio vivo de la última vez que -ante la pasividad de todos- se quiso exterminar a su pueblo, nos dará una nueva lección a la civilización. A la única civilización existente. Israel sabrá defender, cueste lo que cueste, pese a quien pese, llore quien llore, su sagrado derecho a la existencia en libertad y dignidad.